SALAMANCA FERIA. 13-14-15 SEPTIEMBRE 67

 

Salamanca, cuna de la charrería, tierra de toreros de fama y ganaderías de tronío

 

 

13 septiembre de 1967: Toros del Marqués de Domecq para Antoñete, El Cordobés y Tinín.
14 septiembre de 1967: Toros de Lisardo Sánchez para  Diego Puerta, El Viti y Pedrín Benjumea.
15 septiembre de 1967: Toros de Hros. de Manuel Arranz para  Paco Camino, Paquirri y Víctor Manuel Martín.
 
OREJAS PARA EL CORDOBÉS Y TININ
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Salamanca, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 13-9-67 
 Salamanca ha sido testigo del triunfo rotundo, resonante y definitivo de Manuel Benítez. Un triunfo labrado a fuerza de tesón, de inteligencia,  de saber sentir el toreo y transmitirlo a los tendidos con esa fuerza enorme, con ese poder que siempre ejerce ante las masas y sobre los aficionados. Se le esperaba con expectación, con gran interés por ver si era cierto eso que algunos que algunos plañideros de su fama, de su gloria y sus millones  venían diciendo. Todo el andamiaje se les ha venido abajo porque los intrigantes han valorado en poco la casta, el pundonor y la hombría del genio de Palma del Río. Hoy el público no le ha mandado a dormir, no le ha dicho que se marche. Hoy el público, el que paga, el que no sabe de intrigas, de apetitos inconfesables, le ha dicho que sí. Venimos diciendo que cuando el Cordobés se retire, cuando las plazas no se puedan apasionar con su presencia, le llorarán muchos. Sigue el Cordobés en olor de multitudes, en su puesto impar de figura arrolladora. 
 
Podrán decir los "antis" que su primer toro ha sido bueno,- le dieron la vuelta al ruedo- dirán que así cualquiera. Pero no dirán que ha toreado muy bien con el capote, que con la muleta, tras tomar una vara su enemigo y hacer un apretado quite por chicuelinas, ha dado comienzo a su labor con cuatro estatuarios solemnes, para continuar derrochando valor y arte en varias series de derechazos, naturales y de pecho en los que no se puede templar más la embestida de un toro, ni llevarle más bien toreado. Faena plena de ligazón, de temple, de mando, que ha entusiasmado hasta el punto de que los antis no han dicho esta boca es mía y han tenido que esperar al fallo a espadas del torero. Pero el fallo no ha llegado, pues el de Palma del Río despachó a su enemigo de media estocada que hizo innecesaria la puntilla. Las dos orejas, con triunfal vuelta al ruedo, fue el premio concedido. Al toro se le dio como hemos dicho, la vuelta al ruedo. 
 
Si les dicen a ustedes que le segundo de la tarde fue bravo y noble, háganles caso, pero ojo, tendrán que decirles después que el quinto llegó entero a la muleta por faltarle un puyazo y que embistió con aspereza, gazapeando. Si les dicen esto, es verdad, como lo es también que con el capote se ha hecho ovacionar con fuerza en los lances de saludo y en un quite por chicuelinas. El toro gazapón, con aspereza, no era un toro fácil. Había que poderle primero y Manolo le pudo en unas dobladas rodilla en tierra superiores. Y había también que aguantar una barbaridad hasta que el del Marqués de Domecq  le tomase la muleta en un gazapear constante. Torear a un  gazapón es muy difícil. El animal anda y anda sin dejar colocarse al torero y para sacarle muletazos hay que aguantar mucho, llevarle muy toreado y templarle más. Y esto fue lo que hizo El Cordobés, le aguantó, le prendió en su muleta y por ese camino la faena y el toro fueron a más hasta culminar en un alboroto triunfal que llegó al apoteosis cuando ya con el toro completamente dominado, entregado al poder de la muleta, hizo con él cuanto le vino en gana, entre el griterío ensordecedor de los tendidos. Otra media estocada y un certero descabello y aquello fue el manicomio. La plaza se cubrió de pañuelos y la presidencia sólo otorgó dos orejas, muy en su derecho aunque se le pidiera el rabo con insistencia y Manolo recorrió el ruedo en medio del clamor de la multitud y alguna que otra bofetada en los tendidos. En fin, lo de siempre. Con que a dormir? si, más bien está El Cordobés que quita el sueño a cualquiera. 
 
Antoñete, primer espada de la terna no ha tenido suerte con el lote que le ha deparado la fortuna. Su primero, falto de fuerza, estuvo a punto de darle un serio disgusto cuando, tras torearle colosalmente con el capote en cuatro verónicas plenas de donaire, le pisó el capote y al perseguirle y tener el artista que saltar al callejón, le tiró tal gañafón que salió con la taleguilla hecha unos zorros por la parte posterior del muslo izquierdo. A la muleta llega el toro con poquísima fuerza, derrumbándose al menos esfuerzo y haciendo una pelea a la defensiva y de corta acometida. Tras un breve trasteo sobre la diestra, lo pasaporta de una estocada con salida indiscreta y un certero descabello, pitándose al del campo jerezano. El cuarto fue el peor del encierro. Salió tirando las manos por delante y topando con la cara alta. Manso con el caballo, salió suelto en las tres varas que tomó y se quiso quitar el palo. A la muleta llegó descompuesto  y probon, embistiendo con brusquedad. Expuso el madrileño en una faena sobre ambas manos, logrando que se le aplaudiese en varias series de muletazos suministrados con su proverbial buen estilo. Mató de una corta y descabello a la primera y se silenció su labor. 
 
Para José Manuel Inchausti Tinin ha sido la oreja del primero de su lote y de haber atendido el presidente la demanda unánime del público, hubiera cortado por lo menos otra. Pero no fue así y la presidencia, haciendo uso de su derecho, sólo otorgó un trofeo, por lo que el público obligó al joven Tinin a dar hasta tres triunfales vueltas al ruedo. Pero para que todo este entusiasmo fuese despertado, antes Tinín había puesto a contribución todo el inmenso caudal de su valor y de su buen estilo al lancear a la verónica con dominio y temple extraordinario y llevar después superiormente a su enemigo al caballo en un torerísimo quite por chicuelinas. Con la muleta, una acabada y perfecta faena iniciada con muletazos rodilla en tierra soberbios, trincherazos y varias series de templados y largos naturales con remate de los de pecho que levantaron las más fuertes ovaciones. Lento y armonioso su toreo con la mano diestra y cuando mató de una estocada, se le otorgó una oreja con las tres susodichas vueltas al ruedo. El sexto es un inválido que doblaba las manos en cuanto embestía. El público protestó con fuerza pero sin fortuna, a este toro que por decisión presidencial seguía en el ruedo pese a su invalidez. Tinin, tras tomar la res un picotazo y un sólo par, lo toreó sobre ambas manos y aún logró instrumentarle dos molinetes de rodillas y otros pases variados y pintureros. Media que produce vómito dejó la cosa en una gran ovación de despedida. Mala suerte. 
La corrida del Marqués de Domecq, bien presentada, dio el juego que queda reflejado en el presente comentario. 
Y nada más, 
MAXIMOS TROFEOS PARA PEDRIN BENJUMEA, DIEGO PUERTA Y EL VITI EN OTRA TRIUNFAL TARDE EN SALAMANCA 
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Salamanca, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 14-9-67
La corrida de esta tarde en Salamanca ha sido de las que dejan grato recuerdo entre los aficionados. Toros excelentemente bien presentados de dos Lisardo Sánchez que han dado buen juego, salvo el segundo, para Diego Puerta, Santiago Martín El Viti y Pedrín Benjumea. Tres toreros llenos de afición, dignidad y vergüenza torera, que han hecho a la corrida de don Lisardo, auténticas maravillas. 
 
Diego Puerta, el salerosísimo espada sevillano, ha sido una vez más, por su toreo alegre y pinturero, pleno de arte y armonía, uno de los grandes triunfadores del festejo. El de San Bernardo ha toreado con el capote con ese ángel especialísimo de los toreros de aquella tierra. Sus verónicas y chicuelinas han tenido el perfume del más puro toreo sevillano. Toreo por todo lo grande, con ese aire y ese regusto de auténtica calidad que siempre tiene el toreo de capa de Diego Puerta. Con la franela, ha llevado a cabo dos excelentes faenas en las que Diego ha puesto a contribución para el triunfo, un sentido torero asombroso y una estética admirable. Poca fuerza en las manos tenían sus enemigos, había que mimarles y torear sin brusquedades. Y con mimo y suavidad exquisita ha toreado Diego sobre ambas manos, en un alarde de temple y de mando colosal, que le han  valido las más cálidas manifestaciones de entusiasmo de un público entregado al arte garboso del gran artista sevillano. que ha dejado dicho, muleta en mano, que es como hablan los toreros, lo que es torear con gusto y sabor a toreo grande. Mató a su primero de pinchazo y media estocada y paseó por el ruedo siendo portados de la oreja que le fue otorgada. Al cuarto lo pasaportó de media y descabello y el premio fue de dos orejas y la consabida vuelta al anillo, Un gran éxito de Diego Puerta que al final del festejo salió de la plaza en triunfo. 
 
Santiago Martín El Viti ha sabido salvar con valor y conocimientos amplios del toreo la dura y difícil papeletea que significaba la lidia del segundo de la tarde. Un toro de difícil condición, manso y broncote al que había que exponer, que buscarle las vueltas en todos los terrenos para dominarle como él lo ha hecho y hasta sacarle el partido extraordinario que él le ha sacado. Se ha hecho ovacionar en los lances de saludo y al quitar a la verónica. El toro había tomado dos varas con cierta codicia, pero llegó al trance final huido, descompuesto y sin ganar la pelea. Pero como decimos, el torero charro le ha sabido buscar en todos los terrenos y a fuerza de porfiar, de poderío  y de echarle valor al asunto, ha logrado una completa faena que se ha seguido con creciente entusiasmo y que al ser rematada de pinchazo, estocada y descabello, le ha valido el premio de una oreja, con la consiguiente vuelta al ruedo. En el quinto toro de don Lisardo, Santiago Martín El Viti ha cuajado el toro de su temporada.  Ha toreado de forma colosal con capa y muleta, llevando a cabo con este último engaño una completísima y acabada labor. Ha sido un apena que no haya estado afortunado con el acero, porque de haber acertado con la espada, como en él es cosa habitual, le hubiera cortado con toda justicia los máximos trofeos a este toro. Sus verónicas de perfecto juego de brazos y sus medias, han sido acogidas con grandes muestras de complacencia. El toro, que tomó solo una vara por haber doblado de manos, llegó a la muleta con todo su poder, con bravura áspera y nada franco por el pitón izquierdo. Santiago lo vio pronto y se metió con él en seis doblones magníficos, en los que dejó sentado su poderío, maestría y su dominio de la lidia para así poder, acto seguido, torear de forma extraordinaria sobre la mano diestra en series de templados y largos muletazos que pusieron la plaza al rojo vivo. Fue una faena cumbre de un torero cumbre, en la que para que nada faltase, hubo también la nota dramática de la cogida, al caer el torero ante la cara de su enemigo. Pero esto no inmutó al grandioso artista, que ya de pie, continuó derrochando arte al torear al natural, de forma impecable, para volver a completar su labor con otra serie de redondos extraordinarios, cerrados con dos molinetes de los suyos y un afarolado final. La plaza era un manicomio, pero la espada en cuatro pinchazos, media y estocada atravesada, dejó el premio en petición de oreja y saludos desde el tercio para corresponder a la gran ovación que se le tributaba. 
 
Y Pedrín Benjumea, que debuta como matador de toros en Salamanca y alcanza un triunfo de clamor al desorejar por partida doble a sus dos toros con fuerte petición de rabo. Una vez más su valor tremendo, su emotivo toreo y su aguante impresionante, han sido los cimientos sobre los que ha elaborado su triunfo. Como un huracán arrollando normas y conceptos, ha enloquecido al público con su toreo de quietud absoluta, de entrega constante, de dominio y mando, de ligazón perfecta entre todos y cada uno de los muletazos. Ha vuelto a ser el Pedrín Benjumea de las tardes de apoteosis, de las verónicas apretadas, de las faenas a un palmo, de las zapatillas atornilladas en la arena, del aguante impresionante. Gozando con el eco que su toreo levantaba en los tendidos, se ha dejado acariciar los bordados del vestido en series de muletazos sobre ambas manos en los que ha llevado siempre muy toreados a sus enemigos. Poco ha importado que en ocasiones los toros le probasen, que se le quedasen abajo, él los ha aguantado una barbaridad y se los ha sacado limpiamente, en muletazos rematados a la perfección. Dos faenas de auténtico alboroto en las que Pedrín Benjumea ha enardecido con su valor estoico, con su garra de torero revolucionario. Un pinchazo, y estocada abatieron al tercero de la tarde y una estocada al que cerró plaza y de ambos se le otorgaron las dos orejas con fuerte petición de rabo y el reconocimiento unánime de su valor y de su categoría de torero interesantísimo para los aficionados que gustan de las emociones fuertes y bien podemos decir que ha salido de la plaza en triunfo. 
CUARTO CARTEL DE NO HAY BILLETES. PACO CAMINO Y VICTOR MANUEL MARTIN CORTAN OREJAS. 
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Salamanca, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 15-9-67 
Salamanca, cuna de la charrería, tierra de toreros de fama y ganaderías de tronío, cierra  su feria con el triunfo clamoroso de Paco Camino y Víctor Manuel Martin, que ha salido en hombros, en medio del mayor entusiasmo. El otro espada de la terna, Francisco Rivera Paquirri, ha causado excelente impresión y bien podemos decir que si no ha cortado orejas ha sido por mor de su mal tino con el acero. La corrida de los herederos de don Manuel Arranz, ha dado en su conjunto buen juego, aunque algunos han adolecido de falta de fuerza. 
 
Para torear como ha toreado esta tarde Paco Camino, hace falta estar en posesión de un arte de privilegio y un sentido de la estética como el que él tiene. La ciencia torera del diestro camero , el suave tejer y destejer de la tela torera en sus manos, han hecho que el público que llenaba la plaza vibrase de entusiasmo. Con el capote, lances a la verónica en los que ha templado de forma extraordinaria la embestida de sus enemigos y con la franela ha desarrollado dos excelentes trasteos en los que su capacidad artística y su inspiración creadora han brillado con luz propia. El toreo de muleta adelantada, templada y tersa, mandona y poderosa, ha ido manando con pinceladas de inspiración. Una tarde de glorioso recuerdo que nosotros, que hemos sido testigos de muchos triunfos suyos, nos encontramos en el dilema de no saber si este de hoy ha sido el más completo y más sonado de su triunfal temporada.  Su primero fue bravo y noble y estuvo con él en una faena medida y justa. Faena de pocos pases pues no tenía más el toro, pero en los que la intensidad y fuerza estética de todos ellos hicieron de la misma una perfecta obra de arte. Mató de una gran estocada y obtuvo una oreja con petición de otra y vuelta al ruedo. El cuarto de la tarde tiene poca fuerza, es lo que se dice un toro deslucido. Uno de esos toros que por su falta de fuerza, que le hacía rodar por los suelos al menor esfuerzo, hace imposible el lucimiento. Pero esto no cuenta con Paco Camino que a fuerza de mimo y temple, de cuidarle llevando la muleta a media altura y de torearle suavemente, le pudo cuajar una faena plena de arte y calidad en la que instrumentó toda clase de pases sobre ambas manos con la impronta de su personal y bello estilo. Dos pinchazos hondos y media estocada dejaron el premio en una oreja con petición de otra que al no ser concedida, hizo que el torero rechazase la otorgada y el público le obligó a dar dos triunfales vueltas al ruedo. 
 
Francisco Rivera Paquirri ha tenido el éxito rotundo al alcance de la mano, pero su mal tino con el acero le ha hecho perder los trofeos en sus dos enemigos en los que ha sido ovacionado en su labor. Y es una pena que el de Barbate, que saludó a su primero con una larga de rodillas y toreó muy bien por verónicas y chicuelinas, banderilleó con su habitual pericia y realizó excelente labor muletera, haya perdido los trofeos en este toro por el acero. Porque Paquirri ha estado centrado y torerísimo, valiente a carta cabal, en una faena en la que ambas manos han contribuido para el éxito de su buen hacer torero. Pero dos pinchazos, media y descabello han dejado el premio en una gran ovación con saludos. Otro tanto ocurrió en el quinto de la tarde al que tras torearle muy bien con el capote y banderillear superiormente, realizó una variada y alegre labor muletera en la que la música y las ovaciones formaron el adecuado contrapunto a su actuación. Pero de nuevo dos pinchazos antes de la estocada le robaron los trofeos, aunque no la ovación final con saludos. 
 
Víctor Manuel Martín, el torero del Cubo del Vino, ha tenido una excelente actuación en sus dos toros en los que ha derrochado ese toreo majestuoso y solemne que le lleva a la cumbre del toreo. Y nos ha gustado el muchacho porque se ha sabido imponer al feo estilo de su primero, que le echaba la cara arriba y punteaba con peligro, realizándole una valerosa faena en la que le ha terminado por dominar a fuerza de valor y conocimiento, de maestría, en una palabra. Un pinchazo y estocada atravesada le han privado de trofeos, pero no de la gran ovación final. En el toro que ha cerrado plaza, el novel matador de toros ha cuajado un triunfo memorable. El toro, manso, salió suelto del capote y hubo que picarlo a fuerza de acosarle. Pues bien, con este toro Víctor Manuel Martín ha estado cumbre, como solo pueden estar las auténticas figuras del toreo. Primero, unos muletazos para encelarle y después, ya metido el toro en el engaño, una faena en la que templó y corrió la mano de forma insuperable en series de pases en redondo y al natural que pusieron al público en pie. Fue la obra de un gran torero que torea de verdad, con la verdad y la pureza por delante que cautivó a todos. Con esta faena, Víctor Manuel Martín se consagra como figura interesantísima de cara a la próxima temporada, que se presenta muy dura y en la que tiene reservado un puesto de honor. Mató de una gran estocada y se le paseó en hombros por el ruedo.