Caceres 31-5-66

 

Es fiesta grande y la plaza se llena de multitud entusiasta y con ganas de ver toros.

 

6 Toros de Dª Francisca Villalón

- Victoriano Valencia
- Paco Camino
- El Cordobés
 

DOS OREJAS Y RABO PARA EL CORDOBÉS Y DOS OREJAS CON PETICIÓN PARA PACO CAMINO.

Comentario a la primera corrida de toros de la feria de Cáceres, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-

     Que no llueva en Cáceres por estas fechas es muy difícil. Los aficionados extremeños lo saben, están curados de espanto en esto de las tormentas de mayo y todo el mundo va preparado por si llueve. Por eso las gentes acuden en tropel a la plaza, hasta llenarla, pues a nadie importa tormenta más o menos. Torean Victoriano Valencia, Paco Camino y Manuel Benítez El Cordobés, es fiesta grande y la plaza se llena de multitud entusiasta y con ganas de ver toros.

     Victoriano Valencia no ha tenido suerte en este festejo. Su primero, al que saludó con verónicas jaleadas, llegó sin fuerza a la muleta, quedándose corto por esa misma falta de fuerza. Pese a ello, el madrileño ha toreado con mucho sentido torero, llevando a cabo una faena compuesta de pases por alto y otros de muy variado estilo que se han aplaudido fuerte. Pero ya hemos dicho que el toro no tenía fuerza y eso ha hecho que cayese al suelo repetidas veces, desluciendo el quehacer torero. Mató de una estocada. El cuarto fue saludado por Victoriano con unos lances que se aplaudieron. El toro llegó a la muleta con deslucida acometida y valencia le llevó a efecto una labor muletera a tono con las condiciones de su enemigo. Mató de pinchazo y estocada y la cosa no agradó.

Paco Camino lanceó al primero de su lote de forma colosal, siendo ovacionado con fuerza. El toro llegó a la muleta acusando genio, pero el camero lo ha sabido domeñar con valor y arte, realizándole un trasteo con pases naturales en los que ha dejado impresa la impronta de su arte. La faena, musicada y aclamada, no ha tenido adecuado remate con el acero, precisando de dos pinchazos, media y descabello a la tercera para finiquitar a su enemigo, que se quedaba corto y echaba la cara arriba. Pero donde el arte extraordinario de paco Camino ha brillado con luz propia ha sido a lo largo de la lidia del quinto de la tarde. No bien hubo saltado el toro a la plaza, comenzó a llover como si no hubiese caído nunca. Pero el arte asombroso del camero mantuvo a los espectadores en las localidades y al diestro, pese al fuerte viento reinante y al chaparrón, en la cima del arte señero. Fue una faena modélica de principio a fin. Una faena de esas en las que Paco Camino imprime el sello de su arte exquisito, la galanura de su estilo y la ortodoxia de su toreo. Y así, entre un diluvio, empapó Paco a su enemigo en la franela como auténtico maestro que es. Ya nadie se acordaba del agua hasta los huesos, todo era aplaudir y jalear la maravillosa forma de torear del camero, que hacía de cada natural y de cada derechazo un cartel de toros. Mató de una gran estocada y hubo dos orejas con fuerte petición de rabo para el triunfador, que recorrió el encharcado ruedo en medio de ruidosas manifestaciones de entusiasmo. Paco Camino sigue su triunfal racha de esta temporada.

     Y El Cordobés ha formado en el primero de su lote uno de sus acostumbrados tacos. Venía el de Palma del Río de triunfar por todo lo grande de Barcelona. Y en Cáceres quiso dejar patente su condición de torero revolucionario y arrollador. Y así se le ovacionó al torear a la verónica y al quitar por apretadas chicuelinas. La faena fue neta, pura y clásicamente cordobesista. Una faena de zapatillas clavadas en la arena, de quietud marmórea en la figura y de lento discurrir de la tela torera, para entusiasmar con pases en redondo de apreturas asustantes y naturales en los que llevaba superiormente toreado a su enemigo. Hubo también pases de pecho en cadena, molinetes de rodillas y toda clase de muletazos de su personal estilo y hubo, como queda dicho, entusiasmo en las gentes que admiraban y ovacionaban al de Córdoba. Una faena en la que El Cordobés, al lado de su corazón gigante, puso la impronta de su arte y una perfección técnica que hubiera asombrado si no le hubiéramos visto hacer lo mismo todas las tardes. Obró una estocada y aquello fue el desiderátum. Una oreja, otra y el rabo, dando una aclamada vuelta a la redonda. El sexto no va. Tiene genio y aspereza, pero Manolo se hace ovacionar con el capote y con la muleta pese a la lluvia torrencial y lo peligroso del piso y le realiza otra valerosa labor muletera, rematada con brevedad. Y como llovía, todos salimos de la plaza corriendo en busca del hotel, para evitar coger una pulmonía.

     Se lidiaron seis toros de Doña Francisca Villalón, bien presentados y cumplidores con los montados, derribando algunos con aparato. Para los de coleta, dieron el juego que queda reflejado en este comentario.

     Y por hoy nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos, muy buenas noches.-