EL VESTIDO VERDE Y PLATA DE BERNADÓ
Bernadó es el torero de la sencillez. De una sencillez que a fuerza de ser natural es el compendio y resumen de un arte sublime que para sí quisieran muchos. Con Bernadó va la majestad cogida del brazo y el saber y comprender todas las suertes del toreo. Hoy Joaquín ha estado inconmensurable toda la tarde con el capote, con el que ha bordado una serie de chicuelinas portentosas por la majeza y lentitud que ha sabido imprimirles. Si sólo fuera por este brillantísimo capítulo de sus quites en todos los toros, como aquel otro personalísimo con el capote a la espalda, la tarde del gran torero catalán hubiera quedado grabada en el corazón y la mente de los buenos aficionados. Pero es que además se ha lucido sobremanera al torear al natural con un son y un duende que solo viendo a este torero se puede explicar y comprender. Faena justa, recia, profunda. A mi juicio, la faena de la tarde, en la que han abundado muletazos de gran belleza. Lástima que la espada al pinchar en dos ocasiones le haya privado del corte de orejas. Pero una idea de la grandiosidad de su trasteo al quinto de la tarde la da el que haya tenido que dar dos vueltas al ruedo y que después de salir el sexto toro a la arena, aun perduraba la gran ovación que el público le tributaba. Una gran faena adecuada a la elegancia de su vestido verde y plata, complemento adecuado, estuche precioso en el que iba enfundada esa gran figura del toreo que es Joaquin Bernadó.
CHAMACO ha formado con su toreo de angustia, un “taco” en su primero al que le sacó muletazos de todas las marcas, dentro de su inconfundible personalidad. Anotamos unos naturales arrastrando la muleta que fueron cosa buena. Pero sobre todo, su manera de torear, sobre la exposición que tuvo su segundo muleteo, queda la verdad clara y rotunda de que es sin duda ninguna, el mayor taquillero de la actualidad. El público se vuelve loco viéndole torear y es que en verdad, Chamaco se entrega en cuerpo y alma a su público que no se cansa de aclamarle. Le han dado la oreja de su primer enemigo al que mató de una entera de efectos rápidos y ha dejado en el corazón de todos la angustia que derrama su toreo dramático y la certidumbre de que en su feudo es muy difícil ganarle la pelea. En su segundo se enfadaron con él, injustificadamente, puesto que el muchacho se la jugó en una porfía verdaderamente escalofriante. En resumen: Chamaco sigue poniendo los pelos de punta con su toreo tremendista y las plazas hasta la bandera con su fama de torero que sale siempre a darlo todo.
MANOLO ESPINOSA era, a pesar de ir a la cabecera del cartel, el tercer hombre de la novillada. Un tercer hombre del que nadie esperaba nada pero que ha realizado una faena muy bonita en su primer enemigo, con derechazos y naturales completamente circulares que le hubieran valido la oreja de tener suerte con la espada, por lo que solo dio la vuelta al ruedo. En su segundo, estuvo discreto.
Se lidiaron novillos terciaditos de Garrido y otros tres de Cerroalto, que en conjunto cumplieron, aunque a regañadientes.-
Curro Fetén, Barcelona, 26 de junio de 1955