Málaga, 26-12-1966
26 de Diciembre de 1966
LA ULTIMA NOVILLADA DEL AÑO. CLAMOROSOS TRIUNFOS DE JOSE LUIS ROMAN Y MIGUEL MARQUEZ.
Comentario a la novillada celebrada esta tarde en la Malagueta, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.
Málaga, capital de la Costa del Sol es la plaza española que cierra con festejos mayores el año taurino de 1966. Un día luminoso, calor que llevó a muchas gentes a las playas, fue el marco adecuado a esta última novillada del año. El cartel montado por Manolito Martín Alemán no podía ser más interesante: Paco Ceballos, novillero puntero y las promesas de la torería malagueña José Luis Román y Miguel Márquez, con novillos de don Diego Romero. Terna de novilleros que llevó mucho público a la Malagueta.
Digamos ante todo que el festejo fue un éxito, tanto por el juego de los novillos como por la actuación de los espadas alternantes. De los seis novillos de Diego Romero, solo se corrieron cinco, lidiándose en primer lugar del festejo una res de Álvarez Hermanos. Todos acusaron casta y dieron ocasión al lucimiento, salvo el cuarto que acusó cierto peligro al desparramar mucho y probar.
Paco Ceballos dejó demostrado que está más que preparado para tomar la alternativa. Sobriedad y excelentes maneras. Con el capote toreó con estilo y soltura y con la franela en su primero realiza una excelente labor compuesta de muletazos largos, pausados y mandones que entusiasmaron, Pero cuando ya tenía las orejas ganadas, la espada le privó de los máximos trofeos al salir indiscretamente por un costado. En el cuarto estuvo en plan matador de toros de cuerpo entero, Mucho tenía que torear el de Romero. Mucho que torear y más que exponer. Y Paquito Ceballos le expuso en una faena muy entera, torera y valerosa que, sin duda alguna, le hubiera valido algún trofeo de tener mayor fortuna con el acero. No ocurrió así y el premio quedo, como en el primero, en una gran ovación.
Sorpresa grande la que nos dio Pepe Luis Román. Figúrense un debutante que ande por la plaza con el aplomo, la seguridad y la maestría de un matador de toros de los de setenta festejos, Pero además de su saber estar en la plaza, Pepe Luis Román nos asombró con un toreo pleno de clasicismo, arrogancia y calidad. Un toreo puro, ortodoxo, superior con el capote en verónicas de compás abierto y en otros lances a pies juntos y extraordinario en dos faenas de muleta en las que templó, mandó y dominó como un auténtico maestro. Mató a sus dos enemigos de otras tantas estocadas y se le otorgaron las dos orejas de su primero y las dos y el rabo en el que lidió en segundo lugar. Al final, le sacaron en hombros en medio del mayor entusiasmo.
Y Miguel Márquez que es un león de valiente, un torero con gran gancho, multitudinario. Grande de corazón, valor, casta y afición sin límites. Un torero que además de arrimarse como un loco, torea. Emoción de ley en la perfecta ejecución de las suertes fundamentales del toreo. Verónicas de abierto compas, chicuelinas súper apretadas, gaoneras espeluznantes. Y con la muleta les espera, les deja meter la cabeza y tira de ellos, de sus novillos, con mando y temple, pasándose los pitones a la mínima distancia. La quietud de las zapatillas es absoluta y la emoción adquiere matices de tragedia cuando el crío se pasa una y otra vez a sus enemigos por cauces en los que la cornada está a punto de desbordarse muchas veces. Torero de revolución, de bulla, de escandalera triunfal, pero también de matices clásicos. Tiene personalidad y llega a las gentes con fuerza. Mató a su primero de pinchazo y estocada y se le otorgaron las dos orejas. Al que cerró plaza lo despachó de una gran estocada y se le concedieron las dos orejas y el rabo y le sacaron en triunfo de la plaza.
Y nada más, solo desear a mis amables oyentes una feliz salida de año y para el próximo 1967 todo género de venturas. Curro Fetén, servidor, se despide de todos ustedes con un muy buenas noches!!