VICTORIANO POSADA 23-5-1954
LA ALTERNATIVA DE VICTORIANO POSADA.
Barcelona 23 de mayo de 1954
Desde la Monumental de Barcelona. Por Curro Fetén.
Negro, marcado con el número 19 y de nombre “Perruno” ha sido el toro de la alternativa de Victoriano Posada. El torero salmantino, triunfador de tantas y tantas tardes esta temporada en Barcelona, se ha hecho matador de toros en la plaza Monumental de nuestra ciudad. Y se da el caso de que ha sido César Girón, el máximo triunfador de la temporada en España, el que le ha cedido los trastos en el momento solemne de la investidura. A tal señor, tal honor.
Pero he aquí que los toros no se han prestado al lucimiento, pues aunque no ofrecieron serias dificultades, todos han pecado de blandura de manos y de sosotes, quedándose muy aplomados después del simulacro del primer tercio. Y digo simulacro, porque los matadores, Girón y Posada, han tratado por todos los medios de que los toros llegaran con un poco de alegría a la hora de la muleta. Estuvieron bien presentados los de Alipio Tabernero Sancho, pero nada más. Francamente, no eran apropiados para una corrida de alternativa.
VICTORIANO POSADA, de blanco y oro, recibió en medio de una gran ovación los trastos toricidas, de manos de César Girón. El neófito había lanceado a “Perruno” con las manitas bajas y había sido muy ovacionado. Y cuando después de brindar al público se hizo con el toro, toreó con mucho temple por estatuarios y derechazos, sacando después a relucir la belleza del pase natural. El toro era, como todos sus hermanos, de una sosería impresionante, pero el torero, a fuerza de porfiar, le sacó muletazos de donde en verdad no había. La espada le privó del corte de la oreja, pero hubo una vuelta al ruedo muy celebrada.
En su segundo vuelve a torearlo muy bien con el capote, pero el toro, que nada hacía de bueno para su lucimiento, trunca nuevamente el éxito al de Salamanca, que en esta tarde de alternativa no ha podido tener más mala suerte. Pero es igual, Victoriano es un torero que se sabe el oficio y que domina por completo todos los recursos del toreo. Y como el muchacho tiene afición y ganas de torear, conquistará un lugar preferente en el escalafón superior
El interés máximo del cartel estaba centrado en el venezolano CÉSAR GIRÓN. Sus recientes triunfos en Sevilla están en la memoria de todos los buenos aficionados. Pues bien, César, con la mala suerte de habérsele partido el pitón derecho a su segundo toro y la sosería general de la corrida, ha asombrado a la multitud. Porque todos esperábamos ver al torero bullidor con ganas de arrollar y aplastar todo a su paso, el torero que lo hace todo y lo intenta todo y nos hemos encontrado con que el venezolano ha sufrido una completa y rotunda transformación. Con el capote torea como un maestro, lo mismo a la verónica que en la brega y en todo momento ha sido su capote providencial el que ha mandado en la plaza. Haciéndolo todo él, ha cuajado dos pares de banderillas superiores, no clavando el tercero ante el marmolillo que tenía por toro. La ovación fue de gala porque César se dejó llegar el toro una barbaridad y levantó los brazos asombrosamente. Con la muleta, está en plan de torero dominador, de maestro. Hay que ver cómo le ha andado a sus dos enemigos, con qué aplomo y seguridad en todos sus movimientos, qué manera de embeber a los toros en la muleta y qué juego de muñeca más logrado. No ha tenido empero César Girón la tarde de relumbrón que esperábamos, pero ha sido igual. El aficionado de verdad ha sabido ver que junto a sus grandes facultades ha hecho gala de un dominio y un poderío que nadie esperaba. Escuchó música en su primer enemigo y fue muy ovacionado toda la tarde. Lástima que al cuarto toro se le partiera ese pitón. Allí podría haber surgido el triunfo de César claro y rotundo. El Próximo día 7 de Junio vuelve a Barcelona y demostrará una vez más que es uno de los mejores toreros del momento.
JUAN MONTERO vino a sustituir a “Antoñete”. No pudieron encontrar a otro torero que fuera menos del agrado de los aficionados. No se confió con ninguno de sus enemigos y como tampoco mató bien, dejó patente su falta de sitio.